LITERATURA | EROTISMO
LA CADENCIA QUE DA PLACER
Alejandro Crimi escribió, junto a Sandra Rehder, un hermoso libro de poemas que publicó la editorial Gorbs de Barcelona. En ese poemario hay toda una sección dedicada al erotismo; y el autor, gentilmente, nos convida con su deliciosa mirada en torno al placer. El prólogo de este libro es de José María Micó, lo sumamos también para crear el contexto. ¡Pasen y lean!
ALEJANDRO CRIMI | BARCELONA | ESPAÑA | pensamos@puracultura.com.ar
DOS A FAVOR
La poesía es el lugar en el que se encuentran la palabra, el pensamiento y la música. Lo demás es accesorio, pero el ritmo usual de la vida literaria y las imposiciones del yo nos han habituado a pensar en los libros de poesía como objetos en los que campea la experiencia intransferible de un solo individuo, o de un individuo solo. Sin embargo, la voz que habla en el poema es una entidad abstracta y el autor de carne y hueso suele ser un invento del destino. No se sabe bien por qué, empezamos a escribir en primera persona y a pergeñar versos con la esperanza de que los demás nos lean, confesando a gritos cosas inconfesables, o comunicando anécdotas de una vida que tal vez ni siquiera es la nuestra, pues no siempre se parece a la que vivimos y remeda torpe o hábilmente las vivencias que deseamos o imaginamos.
La belleza de En-contra-dos consiste en que se trata de un libro raro, como encendido por el efecto de un fervor distinto: el fuego de un diálogo pactado pero sin duras condiciones previas, sin homogéneos turnos de palabra, sin más equilibrio que una alternancia caprichosa de sensaciones que equivalen, en su combinación, a la suma de dos experiencias que nos sorprenden, nos provocan, nos desnudan, nos divierten y nos enseñan sin dogmatismos la instintiva intimidad y el civismo consciente de dos individuos con los que es agradable y fácil identificarse. Es agradable y es fácil porque sus poemas, de forma tan variada que van del aforismo ingenioso a la prosa alucinada, configuran un mapa de lo humano con fuertes raíces en la vida (la suya y la nuestra) de todos los días.
La autora y el autor están aquí bien presentes, y como cada cual tiene su estilo y sus obsesiones, serían incluso reconocibles sin los minúsculos fetiches que los identifican: con contundencia se hace oír la voz sensual y precisa de Sandra Rehder en su capacidad evocadora y sentenciosa, y con sensualidad se imponen la moralidad inteligente y la conciencia retórica de Alejandro Crimi. Con modulación diversa, en una y en otro hay compromiso, y deseo, y humor, y lujuria, y afecto: un buen puñado de afinidades electivas que no implican despersonalización, sino que configuran un canto alterno de buenos solistas, un canto acordado y potente, como un dúo más de los que Sandra comparte con los mejores guitarristas que andan y tocan por estos pagos.
En mi primera lectura de En-contra-dos (que no ha sido la única ni será la última) me fui apuntando algunas frases más o menos sueltas: «todo malestar se disuelve con saliva», «Dios le da flechas a quien no tiene sexo», «la mala performance que exponen los buenos a la hora de competir», «el coraje siempre sabe más que el miedo», «un hombre como un tango bien parido», «busqué la luz y quedó en evidencia la oscuridad», «usar la voz que tengo», «cuando debería dormir te sueño y cuando duermo también», «el viento no sabe qué hacer conmigo», «nuestro verdadero rostro es el cuerpo», «solo envejezco para volver a verte» y un largo etcétera de destellos que aquí, sueltos y descarnados, no cumplen siempre el efecto que logran en su contexto, pero nos bastan para entender la variedad de registros y la capacidad expresiva de los autores.
Paradójicamente, en la afinidad aflora la diferencia, y la aparente simplicidad de la idea que sostiene el libro (dos autores para un solo volumen) asegura la originalidad del planteamiento y potencia la efectividad del mensaje, pues no se trata propiamente de una obra en colaboración, sino de una sucesión de complicidades. Y la primera complicidad es la ordenada armonía de sus secciones: la tensión de la palabra propia o ajena en «Arte poética», los cortocircuitos de la comunicación y la vida cotidiana en «Desencuentro» (me resulta imposible no pensar en el tango de Aníbal Troilo y Cátulo Castillo), la bestialidad atávica y la moderna fruición del sexo en «Erotismo», la perplejidad que deviene crítica en «Realidad», las ambigüedades del sentimiento en «Amor/Desamor» y las imágenes surreales o el sarcasmo en «Delirio».
Escribir no es exactamente vivir, pero la escritura es una extraña forma de conocimiento que nos desvela, a veces sin pretenderlo, los misterios de la existencia. Como en las parejas de otra índole que se forman al azar de los afectos, En-contra-dos reúne un buen puñado de instintivas lecciones -pero esta vez en verso- para entender la vida.
Y la entendemos doblemente.
JOSÉ MARÍA MICÓ
> ARTE POÉTICA <
REVELACIÓN
Cuando se logra entender
que la única originalidad posible
está en la autenticidad de la mirada,
y que el estilo se esconde (por pudor)
en la forma de sentir,
el ego se adormece
y la literatura se abre de piernas.
> EROTISMO <
AMORCITO A LA ROMANA
(PARA 2 PORCIONES)
a Ludovica Rossi
Perfumar a la mujer amada,
sin anular su aroma natural.
Sacarle la cáscara.
Soltarle el cabello y colocarla en una cama
a temperatura ambiente.
Dejarla reposar unos minutos
con música de Chet Baker,
acariciarle los pies y darle un besito en el ombligo.
Agregarle una copa de coñac y luz tenue.
No hablar ni por casualidad, porque se corta.
Revolver lentamente durante una hora,
condimentar a gusto y servir muy caliente.
ORGASMIA
¿De dónde vienen
aquellas formas imprecisas
que invaden nuestros sueños
y nos dejan perplejos?
Los cerebros enfermos censuran,
pero el deseo no entiende de normas:
todo malestar se disuelve con saliva.
Los cuerpos oscilan entre pliegues y abismos,
entre aberturas o protuberancias inestables.
Las fantasías no se discuten, se proyectan.
La mirada es un falo transparente.
Jadeos desmesurados, siniestros y lúcidos.
Los ojos no especulan, quizás por eso se cierran.
La ansiedad vuelve épica la exploración de la carne
mientras Cristo se retuerce y goza.
El tiempo fue abolido.
Un derrame de fluidos silencia las angustias.
La envidia del pensamiento
El pensamiento detesta la piel,
y no soporta la humedad.
Es el solemne encargado
de burocratizar los deseos
que generan a cada instante
los cuerpos y sus movimientos.
Si el pensamiento vigila,
todas las fantasías se esconden,
por temor a la psicología
y sus represivas interpretaciones.
Pero cuando el maldito se duerme
(cansado de clasificar todo
lo que se le cruza en el camino)
la sangre se desplaza,
de un lugar a otro,
entre jadeos y risas.
El amor en los tiempos del Word
No puedo dejar de mirarte, click.
Abrir archivo, estás hermosa.
Comienzas a reír, Guardar como
romance.doc
Beso, Alinear a la izquierda.
Ahora centrar.
Piernas, Quitar tilde.
Seleccionar todo, Copiar.
Fuente, piel, Itálica.
Tamaño, el más grande.
Interlineado: 0
Orientación, Horizontal.
Seleccionar lengua,
Justificar. Separar palabras.
Te deseo.
Pasar el antivirus.
Ahora sí.
Insertar, pene.
Colores, todos.
Clítoris, click.
Enter.
Instantánea
A veces sucede...
Esta vez fue su ombligo
Que acechaba desde la sombra
Y nos dejaba a todos indefensos.
El camarero dejó caer al piso
Un café humeante
Y una joven morena
Aulló como un lobo
Mientras se masturbaba
Al ritmo de un bolero
Melancólico.
Hay momentos irrefutables
Que no admiten interpretación.
Ambigüedad de Cupido
Las mitologías del amor
tienen sus propios mártires.
Un ejemplo es Cupido,
diminuta divinidad alada
experta en atravesar corazones.
De mirada melancólica
y juventud incorruptible,
se dice que fue condenado
a eternos sueños lúbricos
en pos del placer ajeno.
Dios le da flechas
a quien no tiene sexo.
El bar de mi barrio
En mi barrio
existe un bar
donde todo es posible.
El poeta fracasado
intenta seducir
las orejas de los distraídos,
mientras
un muchacho solitario
estira sus ojos
al percibir que
un cruce de piernas
reclama su atención.
La hija del juez
entra ansiosa al toilet,
para empolvar sus fosas nasales
con algo de satisfacción.
El vanidoso adúltero
ve cumplida su fantasía
al lamer la ausencia de su esposa,
sin que ella se entere.
En el bar no existen los santos,
y los demonios tienen,
más o menos,
los mismos derechos.
Por ello, al llegar la embriaguez,
ávida como una criatura hambrienta,
no encuentra ningún juez
que la reprima.
Predación amorosa
Acoso, acecho, emboscada.
Una parábola del deseo
que intenta devorar a su presa.
Acto clandestino
de los impulsos salvajes.
Libido ansiosa, impetuosa,
sagrada.
Rigor mortis de la seducción.
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*Alejandro Crimi. Nació en Mendoza en noviembre de 1960, pero desde hace ya más de 15 años vive en España. Aunque es ingeniero agrónomo fueron los libros los que lo tentaron: fue librero por varios años hasta que decidió fundar la revista y editorial Diógenes, con la que publicó a lo largo de diez años a más de cincuenta autores locales y nacionales. Ejerció como periodista cultural en diversos programas de radio, revistas y suplementos culturales. Publicó los dos tomos de “Historias de cada uno” (1995 y 1999; antología de relatos radiales e historia oral), y escribió “Bolsa de gatos” (1999, relatos), “Cachondeos” (2004, dibujos y aforismos eróticos), “Jorge Contreras, peregrino de las arenas” (2007, biografía), el poemario -junto a Sandra Rehder- “En-contra-dos” y “Negra Guacha. Memorias de Ada Matus” (biografía de la hija de Oscar Matus, esposo de Mercedes Sosa, que se publicará en breve, con prólogo de Raúl Argemí, y promete polémica). También está a punto de editar el proyecto “Gato Teo” que probablemente se publique en tres tomos; más una inagotable y estupenda lista de ideas que Alejandro Crimi no deja nunca de gestar.
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Editora PENSAMOS CULTURA | Patricia Slukich.
Imagen artículo | Alejandro Crimi.
Foto | Provista por Alejandro Crimi.